El compositor y director barcelonés Miquel Ortega presenta en su tierra de adopción su lectura operística del drama con el que Federico García Lorca ahondó en el oscurantismo, la represión sexual, la violencia, el fanatismo y la tiranía moral de la España más primitiva. La puesta en escena de su versión de cámara de La casa de Bernarda Alba, sustentada en un libreto de Julio Ramos, cierra los días 3 y 4 de julio la XXXII Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga, un ciclo que patrocinan Unicaja Banco y Fundación Unicaja. El propio maestro dirigirá desde el foso un reparto que encabeza Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano que encarnará a la tiránica viuda que arrastra a sus cinco hijas a seguir un luto riguroso por la muerte de su marido, y que cuenta también con las voces de Carmen Romeu, Luis Cansino, Carol García, Berna Perles, Ana Häsler, Belén Elvira y Milagros Martín.
La actriz Helena Dueñas, por su parte, representará a María Josefa, madre de la viuda, en un montaje del Cervantes y el Teatro Villamarta de Jerez que dirige en escena Francisco Javier Hernández. Los profesores de la Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga, las voces femeninas del Coro de Ópera de Málaga, que conduce Salvador Vázquez, la orquesta de cámara de la Sinfónica de Málaga, la escenografía y vestuario de Jesús Ruiz y la iluminación de Francisco López completan el equipo artístico de la producción.
Aún quedan entradas a la venta para las dos funciones (de 40 a 75 euros). Además del patrocinio de Unicaja Banco y Fundación Unicaja, la XXXII Temporada Lírica cuenta con la colaboración de Idealista y Sando.
Juan Antonio Vigar, director-gerente del Teatro Cervantes; Juan de Mata Sanz de Diego, gestor de Relaciones Institucionales y Grupos de Interés y Sociales de Unicaja Banco, y Gema Domínguez, responsable de Artes Escénicas y Espacios Culturales de la Fundación Unicaja, han acompañado esta mañana a los solistas el maestro y el director de escena de La casa de Bernarda Alba en la presentación del título. En Málaga se verá y escuchará la versión de cámara, idea original de Ortega que quedó inicialmente aparcada debido al encargo que recibió para estrenarla con orquesta sinfónica en el Teatro de la Ópera de Brasov (Rumanía). Allí se vio en 2007, y el estreno español tuvo lugar en 2009 en Santander y Peralada. Como el propio maestro indica, a instancias del pianista Rubén Fernández Aguirre y del director del Teatro de la Zarzuela de Madrid, Daniel Bianco, completó esta versión para orquesta de cámara que se estrenó en el coliseo madrileño a finales de 2018 y que ahora se escuchará en la capital de la Costa del Sol. “La música es la misma –afirma Miquel Ortega-, solo cambia el aparato orquestal, y en esta ocasión también el que el personaje de Poncia sea interpretado por un barítono -Luis Cansino- en lugar de por una mezzosoprano”.
En palabras del crítico musical Arturo Reverter, Ortega aborda la admirable disección del poder delineada por Lorca “a través de una hábil paleta instrumental, de ecos expresionistas emparentados con los propios de Gian Carlo Menotti, con lejanas resonancias de Richard Strauss, de Poulenc, de Shostakovich, de Bernstein o Montsalvatge”, parentescos a los que se unen conexiones con la obra de Britten o Puccini. El compositor barcelonés logra, según Reverter, “un manejo de la melodía muy expresivo, dentro de una evidente contención y una ceñida y justa aplicación del texto, un discurso cargado de tensiones a flor de piel, con bien estudiados golpes de efecto, que pueden situarse en la órbita de una suerte de neoverismo”. Una partitura que, siguiendo al ensayista, no desdeña el atonalismo ni la evocación, “alejada de cualquier tipo de folklorismo, de aires populares andaluces fuertemente estilizados”. En suma, añade Reverter, una obra de “indudable sapiencia compositiva”: “Todo ello da como consecuencia un entretejido hábilmente elaborado que va desgranando paso a paso los meandros de una narración que trata de recoger, y casi siempre consigue, las tensiones, las negruras, las pasiones, cargadas de violentas tintas, en la profundidad demandada y la concentración abisal deseada”.