La Universidad de Málaga, en su 50 aniversario, ha querido reconocer la labor en pro del impulso civil, cultural, científico y humanístico de las academias nobles que, desde finales del siglo XVIII, se asentaron en la provincia para propiciar el avance de la sociedad malagueña.
Y lo ha hecho en una ceremonia presidida por el rector, José Ángel Narváez, a la que han acudido, además de autoridades de la ciudad, los presidentes de las cinco instituciones homenajeadas: el Ateneo de Málaga -Victoria Abón-; la Academia Malagueña de Ciencias -Fernando Orellana-; la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo -José Manuel Cabra de Luna-; la Sociedad Económica de Amigos del País -José María Ruiz Povedano- y la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, con José Escalante al frente.
La UMA ha reconocido en este solemne acto el papel de las instituciones distinguidas como centros de pensamiento, de cultura y de investigación, así como “su contribución a garantizar la libertad, consolidar la democracia y aportar luz sobre muchos de los complejos problemas de nuestro tiempo”, según el escrito de justificación al que ha dado lectura el secretario general, Miguel Porras.
El futuro soñado
“Somos el futuro soñado por nuestros antecesores”. Con estas palabras se ha referido Gaspar Garrote -el autor de la ‘laudatio’ de este acto protocolario y vicerrector de Planificación Estratégica y Desarrollo Estatutario de la UMA- a la trascendencia que para el desarrollo de Málaga ha tenido la labor realizada por las academias. “Los años no han pasado en vano cuando una amplísima pancronía de sueños se ha transformado en conquistas tangibles en las que vosotros habéis participado”, ha añadido.
Garrote ha recordado los inicios de las academias. Las más veteranas son la de Nobles Artes de Antequera y la Sociedad Económica de Amigos del País. Ambas datan de 1789 y su creación obró en consonancia con las costumbres de la época. La primera respondía al dechado hispano-francés de reuniones que remitían a la tradición humanística italiana del siglo XV. La segunda, hija de un formato de reunión en auge en la España dieciochesca, enfocada a cultivar el conocimiento nuevo, guiado por la experiencia y por la razón.
Clero y burguesía
“En ambos proyectos participó un clero y una burguesía minoritarios por liberales, que tuvo que luchar contra los que atesoraban el privilegio de controlar la educación”, continúa la didáctica ‘laudatio’. Una y otra emergieron “como islas ilustradas en un mapa malagueño en el que apenas se podía sumar nadie más”. Y se mantuvieron en el tiempo con altibajos y dificultades, lo que no impide afirmar que en Antequera se veló por las artes, las ciencias y las letras, mientras que en Málaga, la Asociación Económica de Amigos del País se consolidó como la institución civil más antigua de la capital, después de su Ayuntamiento.
Fomentar la agricultura, el comercio, la navegación y la industria popular “y ligar a ello objetivos educativos tendentes a reducir la miseria fueron sus objetivos”, continúa el escrito del vicerrector. En 1849 surgió la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, destinada a fomentar la creatividad artística y a estudiar y promocionar el patrimonio histórico-artístico. La creación de una Academia de Bellas Artes, vecina hoy de la Universidad en el campus de El Ejido, fue uno de sus logros.
Posteriormente, el siglo XIX aportó otra forma de reunión intelectual: la sociedad científica, con la creación en 1872 de la Sociedad Malagueña de Ciencias, que realizó no pocas contribuciones a la resolución de problemas que afectaban a Málaga mediante informes, discusiones y dictámenes exclusivamente regidos por lo científico-técnico y con una fuerte vinculación a la Institución Libre de Enseñanza.
Y ya por último, a este fructífero ecosistema malagueño de formas de reunión intelectual se unió en 1966 el Ateneo de Málaga, que comenzó a funcionar de modo casi clandestino hasta su autorización ministerial, dos años más tarde, como asociación artístico-literaria que pretendía fomentar la cultura en todas sus manifestaciones. Esta institución, reconocida hoy por la Universidad de Málaga, comenzó su andadura casi a la par que los primeros pasos universitarios, con la reciente creación de la Facultad de Económicas.
En su laudatio, Gaspar Garrote ha recordado que las cinco academias “sois el futuro soñado; en Antequera, por el corregidor Vicente de Saura y Saravia; en la Económica, por Francisco Monsalve Heredia y Múxica, en la Academia de Bellas Artes, por José Freüller Alcalá Galiano, en la de Ciencias, por el comerciante y autodidacta Domingo de Orueta y Aguirre y el médico Manuel Fernández Barea y en el Ateneo, por el médico Fernando Álamos de los Ríos”.
Ha concluido diciendo que “Málaga la afortunada lo es también por seguir contando con el impuso civil de todas vuestras instituciones, utilizado para fomentar, conservar y transmitir saberes plurales, iniciativas diversas que han facilitado el avance social, económica, artístico, humanístico y científico de la sociedad de nuestra provincia y de nuestra ciudad”.