El Ayuntamiento de Málaga ha puesto en marcha el programa anual de tratamientos biológicos preventivos contra la procesionaria del pino en parques periurbanos y zonas forestales de la ciudad. Los trabajos, que se realizan en otoño, tienen como objetivo evitar la aparición de orugas de esta plaga en primavera.
Las actuaciones se desarrollan con cuadrillas equipadas con cañón de proyección y pistola de largo alcance para la pulverización de productos fitosanitarios. Los trabajos ya se han completado en los parques forestales de Gibralfaro, Hacienda Clavero, Monte Victoria, Virreinas, La Pelusa y Cerrado de Calderón.
El programa contempla intervenir en la zona forestal próxima a La Caja Blanca y Torre Atalaya, los parques Comandante Benítez y El Polvorín, las zonas forestales de La Cónsula y El Retiro, Monte Calvario-Seminario, San Antón, Lagarillo Blanco, La Concepción, Correcciones Hidrológicas de la Margen Oeste del río Guadalmedina, la zona forestal Las Palmeras, Galeno, la ruta forestal del Jardín Botánico-Histórico La Concepción, el parque forestal Ciudad de Málaga y el entorno del Centro de Protección Animal Municipal. En espacios con mayor afluencia de personas, el tratamiento se realiza en horario nocturno.
Las actuaciones se extienden a las zonas de El Atabal, donde predomina el pino canario, especie con mayor afectación por esta plaga. La programación incluye intervención preventiva en colegios y pinos cercanos a residencias geriátricas, parques infantiles, guarderías y centros de salud.
El tratamiento consiste en la pulverización de la bacteria Bacillus thuringiensis Kurstaki sobre las acículas del pino en dosis del 32%, fijada por el Ministerio para la Transición Ecológica. Esta bacteria actúa por ingestión interfiriendo en la alimentación de las larvas hasta provocar su muerte. La pulverización incluye un fortificante ecológico vegetal compuesto por aminoácidos libres que aumenta la vitalidad de los árboles. En pinos de difícil acceso se utiliza endoterapia mediante inyección directa en el sistema vascular de la planta.
Tras el tratamiento se realiza un seguimiento quincenal para evaluar la eficacia y acometer intervenciones de refuerzo si resulta necesario.


