Según el informe de la Organización Mundial de la Salud de 2010 las patologías no transmisibles supusieron en ese año el 91% de las causas totales de las defunciones, siendo las enfermedades cardiovasculares las más frecuentes (33% de los casos).
Asimismo, uno de cada seis adultos mayores de 15 años en España presenta un problema de salud crónico, con una mayor frecuencia en mujeres. Asimismo, en los mayores de 65 años la dependencia funcional alcanza al 46,5% y aumenta progresivamente con la edad. En las personas de más de 74 años, una de cada cinco, entre 2011 y 2012, estuvo hospitalizada y entre los mayores de 64 años uno de cada diez fue atendido en un hospital de día.
Con el objetivo de dar respuesta a la demanda de atención y aportar soluciones para mejorar la asistencia sanitaria de las enfermedades crónicas, la Sociedad Española de Medicina Interna ha desarrollado bajo una perspectiva multiprofesional, en colaboración con la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria (FAECAP), dos proyectos pioneros: las ‘Guías de Práctica Clínica en pacientes pluripatológicos y con comorbilidad’ y la guía básica ‘Proceso asistencial de pacientes con enfermedades crónicas complejas y pluripatológicos’, iniciativas que serán objeto de análisis en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, que se celebra del 21 al 23 de noviembre en Málaga.
Cerca de 2.000 expertos se darán cita en este foro, que permitirá una puesta al día de los últimos avances y novedades en el área de la Medicina Interna, como enfermedades autoinmunes sistémicas, hipoglucemias en pacientes ingresados u hospitalización domiciliaria. “Asimismo – señala Dr. Ricardo Gómez Huelgas, presidente ejecutivo de los Comités organizador y científico del Congreso, se presentarán resultados relevantes de estudios realizados por los Grupos de Trabajo de la SEMI, en los que colaboran actualmente alrededor de 3.000 internistas, como el registro RICA sobre insuficiencia cardiaca con más de 3.000 pacientes o el registro epidemiológico internacional de la enfermedad tromboembólica que recoge a más de 49.000 pacientes, así como el estudio PREDIMED, de gran relevancia internacional, en el que se demuestra la bondad de la dieta mediterránea, del aceite de oliva y de los frutos secos para disminuir la mortalidad cardiovascular”.
Guías de Práctica Clínica en pacientes con comorbilidad y pluripatología
La atención a los pacientes con enfermedades crónicas y pluripatología debería realizarse en base a las mejores evidencias. Esto resulta difícil en la actualidad pues la mayoría de Guías de Práctica Clínica se diseñan para abordar una única enfermedad y estos pacientes se suelen excluir de la investigación clínica. Por eso, se precisa un desarrollo metodológico que permita incorporarlos a las futuras guías. El Grupo de Trabajo creado por la SEMI, semFYC y FAECAP formula unas recomendaciones que permiten avanzar en este campo, en el que la investigación y la colaboración con otras instituciones nacionales e internacionales resultan imprescindibles.
Se calcula que en España entre el 25-50% de los pacientes hospitalizados sufren varias enfermedades crónicas y el promedio de enfermedades de los pacientes dados de alta en los servicios de Medicina Interna es de 5,87. Por ello, resulta fundamental disponer de nuevas guías que ayuden a mejorar la calidad de la atención a los pacientes más complicados y contribuyan a hacer más fácil la toma de decisiones en este grupo de pacientes disminuyendo la incertidumbre clínica.
La pluripatología y comorbilidad tienen un alto impacto en la calidad de vida de las personas enfermas y sus cuidadores, colocándoles en una situación de especial vulnerabilidad y fragilidad. Por ello, la elaboración de una guía clínica adaptada a las necesidades de este tipo de pacientes puede contribuir a un mejor control de la enfermedad, prevención de complicaciones y reducción de ingresos hospitalarios, así como a mejorar su calidad de vida.
Respuesta a la demanda de pacientes con enfermedades crónicas complejas
Los internistas, entre otros aspectos, cubren la atención a pacientes con necesidades médicas complejas. Pero la demanda de atención por parte de las personas con enfermedades crónicas complejas y pluripatológicos es tal que requiere una respuesta coordinada por parte de los profesionales y de la Administración sanitaria.
La Guía ‘Proceso asistencial de pacientes con enfermedades crónicas complejas y pluripatológicos’, coordinada por la SEMI por el Dr. Alberto Ruiz Cantero, Director de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Interna del Hospital de la Serranía de Ronda (Málaga), está dirigida a los pacientes de máxima complejidad, tanto en el sentido clínico como el social (como dos partes integradas de la atención que requiere una persona), por su mayor consumo de recursos sanitarios y necesidades sociales. El objetivo de este proceso es garantizar una asistencia sanitaria integral, coordinando a los profesionales, los servicios y los centros a lo largo del tiempo.
Previamente, se han llevado a cabo los estudios PROFUND y PALIAR que han permitido elaborar dos índices pronósticos, el primero en pacientes pluripatológicos y el segundo en personas con enfermedades crónicas avanzadas.
Según recoge este pionero documento, en este contexto “la atención primaria debe ser la vertebradora de los servicios sanitarios y sociales, por lo que hay que reforzar el papel de la medicina y la enfermería de familia como agentes principales del paciente, centrándose en las necesidades del mismo. Asimismo, la alianza de la atención primaria con la medicina interna y la enfermería hospitalaria potencia la continuidad asistencial y la personalización de la asistencia. Además, hay que reforzar el protagonismo de los farmacéuticos, los trabajadores sociales y todos aquellos profesionales involucrados en este proceso”.
Para la Dra. Pilar Román, presidenta de la SEMI, la gestión de cuidados supone un planteamiento organizativo con dos objetivos fundamentales: mejorar la calidad de la atención y reducir los costes.
También se hace necesario el uso de tecnologías de la información y comunicación que desarrollen nuevas estrategias de relación entre profesionales y pacientes, así como la historia clínica electrónica única por paciente.
Este proceso incide en todos los componentes que comprende la atención a estos pacientes: identificación, valoración integral (clínica, de enfermería, funcional, psicoafectiva y sociofamiliar), plan de asistencia compartida, asistencia domiciliaria, asistencia hospitalaria y atención a la persona cuidadora. En este sentido, se apunta que el internista debería tener un papel proactivo en la identificación y atención de pacientes con enfermedades crónicas complejas ingresados en los servicios quirúrgicos, ya que diferentes experiencias internacionales ha demostrado reducir el tiempo de ingreso hospitalario y disminuir la mortalidad del paciente.
“En definitiva –apunta el Dr. Antonio Zapatero, vicepresidente de la SEMI- “la reorganización del proceso asistencial debe centrarse en las necesidades del paciente, potenciando la coordinación entre niveles para facilitar un marco de atención compartida entre los diferentes ámbitos asistenciales”.
Entre las recomendaciones clínicas más relevantes, esta guía incide en: instaurar progresivamente herramientas de estratificación poblacional en las organizaciones sanitarias para identificar a los pacientes con enfermedades crónicas complejas y pluripatológicos; realizar la valoración integral y el plan de cuidados personalizado con un enfoque biopsicosocial, dando prioridad a los pacientes con necesidades más urgentes (ingresos, visitas a urgencias, descompensación sin ingreso, etc.); reuniones periódicas de los miembros de equipos de atención primaria y trabajadores sociales con el internista de referencia; enfermería comunitaria de enlace; generar pacientes informados, activos y expertos y cuidar de las personas cuidadoras; y mantener la continuidad asistencial y aplicar el plan de asistencia compartida.
Atención domiciliaria
Cada vez es mayor el número de pacientes en atención domiciliaria, debido entre otras causas, al envejecimiento de la población, el incremento de las enfermedades crónicas, o los avances tecnológicos, como la telemonitorización.
En España esta modalidad asistencial está dirigida fundamentalmente a aquellas personas que bien por su situación de salud o por problemas sociosanitarios requieren cuidados en el domicilio, de carácter temporal o permanente. Los destinatarios son personas que no pueden acudir al centro de salud, los que tienen grandes dificultades para desplazarse y aquellos a los que, a pesar de poder desplazarse, conviene atender de manera integral. Tal y como recoge la guía que se presenta en el marco del Congreso de la SEMI, en estos casos, entre otros factores, se precisa la incorporación de un sistema de valoración integral multidimensional, la existencia de un profesional de referencia para la persona y su familia, la valoración de la situación de los pacientes necesitados de cuidados domiciliarios y de las personas cuidadoras no profesionales.
Por último, este documento incide en la necesidad de considerar a los cuidadores no sólo como un recurso, sino también como objetivos prioritarios de la atención, pues de su salud depende en buena medida la de las personas a las que cuidan. El trabajo de cuidar se convierte en factor de riesgo para su salud y calidad de vida.