El personal del Centro de Participación Activa para personas mayores de Triana (Sevilla) recuerda con nostalgia el bullicio de sus instalaciones cualquiera de los días de talleres y actividades. Ahora la situación es muy diferente, tras el cierre obligado por la llegada de la pandemia por Covid-19 y el consecuente estado de alarma, estos centros volvieron a abrir sus puertas en octubre pasado bajo rigurosas medidas de seguridad higiénico sanitarias. De esta forma, este centro y los 728 que se encuentran repartidos por toda Andalucía han visto volver la vida a sus aulas y escenarios.
Los CPA andaluces están abiertos y solo coyunturalmente se produce el cierre de aquellos ubicados en localidades afectadas por medidas de cierre sanitario. A medida que ha ido avanzado la vacunación de las personas mayores, ha crecido la confianza en estos usuarios y usuarias, que han comenzado a volver a sus talleres y actividades.
Estos recursos están a disposición de las personas mayores en nuestra Comunidad para la promoción de su bienestar y tienen el objetivo fundamental de fomentar la convivencia, la integración, la participación, la solidaridad y la relación con el medio social. “En la vida de una persona que quiere seguir activa, este centro ofrece una gran cantidad de posibilidades y servicios, así como hacer redes sociales de gente que ya no tiene las mismas ocupaciones que durante su vida laboral ni las cargas familiares”, comenta la directora del CPA de Triana, Mercedes Asencio.
También explica que “nuestros socios y socias tienen el centro como una segunda casa y, en este barrio, es un referente social. Aunque cada persona tiene su familia, esta es su vida diaria de lunes a viernes. Sin esto, hay personas que se levantan por la mañana y no tienen el aliciente de arreglarse para ir a algún sitio. Y su sitio, es este”.
Combatir la soledad y la prevención de la dependencia en las personas mayores son la otra pandemia contra la que luchan los centros de participación activa. Hoy en día, es una alegría para los trabajadores y trabajadoras del centro ver cómo sus socios y socias se van incorporando a los talleres y actividades que se han ido retomado. Sin embargo, los peores meses de la pandemia han tenido su efecto. Así, su directora subraya cómo “se notado el bajón de algunas personas porque han sido muchos meses de soledad. Todos hemos pasado miedo pero ha habido mayores que no han tenido a quién agarrarse y se han visto solos o solas. Personas que han dado un frenazo en su vida porque no han podido salir”.
El cierre temporal de los centros contribuyó a salvar numerosas vidas y que las cifras de fallecimientos fueran más bajas. Sin embargo, era evidente que iba a tener un impacto negativo por el aislamiento que el confinamiento originó en un colectivo social tan vulnerable, tanto en el plano físico como el emocional y el psicológico.
Carmen González tiene el carné número 85 del CPA de Triana y explica lo contenta que está con su vuelta al centro porque “me ayuda mucho a vivir. Me levanto, salgo a la calle, tengo una obligación”. Dice que estaba deseando que volvieran a abrir tras el confinamiento y que ahora “me siento muy segura” gracias a las medidas de protección higiénico sanitarias que se han establecido, a lo que ha ayudado que fue una de las primeras personas en vacunarse.
Por su parte, Sagrario Mateos está cursando el taller de tablets y móviles. Destaca la “necesidad que tenía de volver a hacer algún tipo de aprendizaje después de haber estado encerrada tantos meses”. También echa de menos “el contacto con las demás personas”, que vendrá de la mano de la esperanza que supone la vacuna “para que todo vuelva a la normalidad y se recuperen el resto de talleres”.
Mientras tanto, “nuestra prioridad es la seguridad”, asegura Macarena Martín, que imparte el taller de memoria. “Hemos reducido el número de participantes por aula y ofrecemos la posibilidad de recibir los talleres en modalidad online. Más del 90 por ciento de las personas usuarias está vacunado, así como todo el personal. La seguridad está garantizada aquí dentro”, sentencia.
Estos centros, además, colaboran en la prestación de los Servicios de promoción de autonomía personal y prevención de la dependencia, destinados, de manera preferente a las personas reconocidas con una dependencia moderada (Grado I). Para ello, se realizan programas y actividades grupales de carácter preventivo y actividades ocupacionales orientadas a mantener o mejorar la capacidad para realizar las actividades básicas de la vida diaria, evitar la aparición de limitaciones, potenciar el desarrollo personal y la integración social, fomentando las capacidades comunicativas y de interrelación personal.
Un sistema de atención a la dependencia, el andaluz, que ha sido valorado recientemente como uno de los mejores de España. La Comunidad andaluza ha obtenido una puntuación de 7,1 en la escala de valoración de la implantación y desarrollo del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, es decir, la segunda mejor y por encima de la media nacional (4,64).
Asimismo, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación cerró el mes de marzo con 230.497 personas beneficiarias en Andalucía, lo que supone un incremento neto de 1.942 personas más que a cierre del año 2020. Se trata de un máximo histórico en cuanto a personas atendidas en la Comunidad. Las prestaciones también experimentaron un incremento con respecto al cierre de 2020, alcanzando las 314.541 (incremento neto de 4.117 prestaciones).